The Liebster Awards[1]

The Liebster Awards[1]

 

El día que Therilion Enderwings me otorgó este premio, sentí una mezcla de sorpresa y alegría, pero dado que soy nueva en el mundo del blog, no entendía nada de nada, no sabía si tenía que compartirlo, archivarlo u olvidarlo, pero después de darle muchas vueltas y de preguntarle muchas veces a Therilion, al que le doy las gracias por su paciencia y por nominarme, comprendí que éste no es solo un premio, sino una manera de apoyarnos entre nosotros, una especie de cadena en la que cada blog, es un eslabón, porque todos merecemos ser leídos, porque todas las historias importan y porque la unión, siempre nos dará fuerzas para continuar.

Espero que visiten el blog de Therilion Enderwings, un joven y talentoso escritor, que nunca deja de sorprender con sus magníficas entradas y su estilo multitemático. Ahora bien: estas son las reglas de los Liebster Awards:

1.-Dar las gracias al blog que te ha nominado y hacerte seguidor.

2.-Visitar los otros blogs nominados junto al tuyo y seguirlos si te apetecen.

3.-Responder a las 11 preguntas que te haga quien te nomina.

4.-Nominar a 5, 11 o 20 blogs que tengan menos de 200 seguidores.

5.-Comunicar a los blogs seleccionados que han sido nominados.

6.-Realizar 11 preguntas a los blogs que nomines.

Puedes encontrar más detalles en: liebsterawards

Ahora, como bien sigue, procederé a responder 11 cosas sobre mí, utilizando las mismas preguntas que me dejó Therilion:

1)¿Qué es lo que más te gusta que te digan?

-Que soy una buena persona.

2)¿En tu Playlist, predominan voces de hombres o mujeres?

-Ambas y piano, Chopin, Debussy, porque estudié piano y lo amo.

3)¿Cuál es el lugar que más te gusta para estar y por qué?

-Me encanta viajar, pero me gusta estar en mi hogar, en mi rincón creativo, donde hago collares, dibujo y escribo mis relatos.

4)¿Prefieres música que trasmita, o letras de canciones que te hagan reflexionar?

-Depende de mi estado anímico.

5)¿Cuál es la emoción que más te rehusas a sentir y por qué?

-Autocompasión, creo que es un estado derrotista que no te conduce a nada.

6)¿ Cuántos secretos crees haber guardado en tu vida?

-Muchos, pero no míos, sino de personas que me cuentan sus secretos.

7)¿Qué es lo mejor que se puede hacer cuando te sientes mal?

-Dejarme a solas con mis pensamientos.

8)Define impaciencia

-Poca tolerancia a la frustración e inmediatismo.

9)¿Usarías un pseudónimo para publicar tu primer libro?

-No lo sé, nunca me he planteado escribir un libro.

10)¿Para ti qué significa cerrar ciclos?

-Superación, crecimiento y el comienzo de otro ciclo mejor.

11)Si pudieras tatuarte una cita ¿ cuál sería ?

-En vez de una cita, me tatuaría una pequeña rosa, por El Principito.

Ahora, cumpliré con el último requisito y nominaré a los blogs para que reciban el Liebster, de acuerdo al número de seguidores que indica el lector de WordPress:

1-Restless

2-MotordeArkino

3-Ambulantepoesía

4-Encuentratuvoz

5-BenditaLocura

Por mí los nominaría a todos, pues todos son valiosos y excepcionales y a todos les deseo lo mejor y que no dejen nunca de escribir.

Con todo mi afecto: Zoe

 

 

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Sinónimos

Escribir es el arte de hacer parecer fácil algo que no lo es.

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Escribir es dedicación, esfuerzo, pasión, compromiso.
Escribir es una opción, no una obligación, ni una condena, ni un látigo autoflagelante. Escribir es dar un fragmento de tu alma, de tu historia, de tus recuerdos, de tus tristezas, de tus risas, de tu vida entera.
Escribir es el arte de hacer parecer fácil algo que no lo es, porque escribir significa vivir.

A modo de introducción

 

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En el teatro de la antigua Grecia, los actores de comedias y tragedias llevaban una máscara para ocultar su verdadera personalidad. Basándose en esa idea, Jung, en su teoría de arquetipos, los nombró Persona o Personaje (máscara). Persona es el ente real y Personaje el ente ficticio, fundidos a través de una máscara. En cuanto al póquer, los jugadores se esconden tras gafas y no demuestran ninguna expresión facial (máscara) y el As, como si fuera el actor principal, es la carta más codiciada, y el comodín, que generalmente se representa con la figura de un arlequín, es la carta que les facilita la jugada, como si fuera un suplente.

Tanto en el teatro como en el póquer, alguien reparte, ya sea a los personajes o a las cartas, para pasar de la inacción a la acción y ambos están sujetos a lo impredecible y representan los cuatro intereses principales del hombre: el amor, el poder, la suerte y la riqueza.

La vida se compara con el teatro y mi relato compara al teatro con el póquer, ya que el actor (Persona), a pesar de querer ser un As de la actuación, no sale a escena y su suplente o comodín, se ve obligado a asumir el papel (Personaje). Ambos son arquetipos y sombras a la vez, pues aunque usan la misma máscara, son oponentes, no opuestos, de lo contrario se complementarían.

Finalmente, pensar en la vida, el teatro y el póquer es como pensar en un libro descuadernado que contiene todas las historias contadas y por contar.

Noches de Teatro & Póquer

Tengo la suerte de ser el suplente de uno de los peores actores teatrales de la actualidad, uno que, consciente de su falta de talento, se niega a actuar, sin dejarme otra alternativa que salir a escena y, noche tras noche, dar la cara por él. Egocéntrico, narciso, falto de profesionalismo y joven para ser tan explotador, poco le importan mis ojeras y mi dolor de pies, mis sentimientos y mi cansancio; para él yo soy un naipe comodín, un joker que le simplifica la existencia, pues aunque él desea ser el As, prefiere no mostrar sus cartas y ocultarse tras de mí. Como si nuestro teatro fuera un juego de póquer y él fuera un observador de un jugador, él jamás ha puesto un pie en el escenario ni enfrentado al público, pero lo critica como si lo conociera de sobra y, dándose ínfulas de experto, descaradamente se sienta en su camarín a darme charlas sobre el método Stanislavski, el comportamiento de las masas o cómo dominar el pánico escénico, mientras yo, como un estúpido, repaso sus líneas. Por él he recibido rechiflas, bromas de mal gusto, silencios angustiantes y uno que otro aplauso… aunque pocos. Es fácil suponer que dado el inconmensurable tamaño de su ego, él espere una ovación cerrada, vítores, hurras, flores lanzadas desde la platea, pero yo solo soy un suplente, no un actor y como tal, no tengo autorizado salirme del libreto, esas son las normas y ni él ni yo, estamos exentos de ellas. Sin embargo, comprendo que no empatice con su personaje, pues éste no derrocha simpatía, sino torpeza, una que no radica en chocar con la escenografía o hacer trizas un foco, lo que al menos le sería útil para ganarse al público si se riera de sí mismo, sino una que radica en sus parlamentos, en ocasiones altisonantes y en otras lastimeros y confusos. Reconozco que su rol es algo íngrato, pero dado que la obra pertenece a la comedia del absurdo, su personaje resulta bastante coherente dentro del contexto. Curiosamente, los demás actores del elenco, algunos tanto o más malos que él, no recurren a sus reeplazos y se lanzan al escenario sin miedo ni temor al ridículo y, aunque olviden sus líneas, logran salir airosos e incluso consiguen risas de complicidad. Yo, en cambio, me veo arrojado sin piedad por el actor al que suplo, a pesar de mis rodillas adoloridas, mi falta de sueño y mi voz cascada. Ya no sé si es su aspecto radiante y relajado o el saber que estaremos años y años en cartelera con la misma obra, lo que me irrita más. No obstante, esta noche él tendrá que actuar y llevar a la práctica todo su conocimiento teórico, pues me he reportado enfermo. Sé, porque lo conozco mejor que él mismo, que entre ocultarse entre bambalinas o salir a escena, optará por lo último y también sé que aunque esté muerto de miedo, sude, tartamudeé y le lancen uno que otro tomate podrido, saldrá digno, aunque herido. Yo, al menos, estaré feliz y lo aplaudiré de pie, porque sé que después de semejante bochorno, me hará a un lado y será el primero en salir a escena y poco le importará si lo abuchean o lo ovacionan, ni se detendrá a pensar si tiene o no tiene talento, o si es un gran o un pésimo actor, y encabezará el reparto, pues gane o pierda, jugará al póquer, mostrará sus cartas, actuará y no volverá a esconderse tras de mí, que tendré la suerte de haber sido el suplente de uno de los mejores actores teatrales de la actualidad.

La lámpara de oro

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Antes de encerrarme en su lámpara de oro, el gran Mago me advirtió que solo un mortal  podría  liberarme y que, como forma de agradecimiento, yo tendría que concederle tres deseos al que lo hiciera y someterme a su voluntad. Nunca estuve de acuerdo con esa regla, pero vivir bajo los dominios del Mago era un yugo tan horrible, que acepté sin titubeos ser encerrada en la valiosa lámpara, pues así me alejaría para siempre de su tenebroso reino de genios “hacedores de sueños ajenos”. Una vez adentro, convertida en esencia, perdí la noción del tiempo y solamente me dedicaba a soñar. En uno de mis tantos sueños, recordé mi vida como genio y cómo nos instruían a mis compañeros y a mí para comprender que en la mente de los humanos, tanto los deseos como la magia, se forjaban a la vez, como si fuesen dos caras de la misma moneda. Fue entonces que desperté y, concentrándome, logré salir por mí misma y dado que solo un mortal tenía el poder de liberarme, me transformé en mortal, pero no pedí tres deseos, porque había dejado de ser genio, para someterme a mi propia voluntad y ser lo que soy ahora, una persona “hacedora de mis propios deseos”, a la que nadie volverá a encerrar en una lámpara de oro.

El extraño caso de John, Mary y Nico

El extraño caso de John, Mary y Nico

El asunto se había salido de control. John y Mary notaban que Nicolás, su hijo de 10 años, solamente se comunicaba como la hacía a través de las redes sociales. Si algo le causaba gracia, no emitía risas, decía jajajaja, y si algo le causaba demasiada gracia, subía el tono de su voz y emitía un más que sonoro JAJAJAJA; si manifestaba cualquier estado o cambio anímico, emulaba con su rostro toda la gama de emoticones, desde caritas felices, de sorpresa y de enojo, y si algo le gustaba en demasía, guiñaba un ojo en actitud cómplice y, pletórico de entusiasmo, levantaba no solo uno, sino ambos pulgares a la vez y, si por el contrario, algo le molestaba, dado que Nico era diestro, bajaba el pulgar de su mano derecha y sus facciones se tornaban en un emoticón ad-hoc a su problemática. Cuando a Nico le daba sueño, en el lugar que fuera, simplemente cerraba los ojos y se quedaba inmóvil, acto que evocaba a un celular sin señal o sin batería y solo despertaba si sus padres conectaban el cargador de su iPad desde el tomacorrientes hasta su ombligo. Debido a que esa última «excentricidad» había sido la gota que colmara el vaso, John y Mary, preocupados por la salud física y mental de su hijo, tendrían que consultar personalmente a un especialista, ya que, cuando intentaron explicarle la situación por teléfono, éste no les había entendido nada de nada, pues sus emoticones, guiños y corazones rotos no había quién los comprendiera sin verlos y él no había sido la excepción. En efecto, la situación se había salido de control, y tras intercambiar una mirada desconsolada, John y Mary bajaron sus pulgares y se desconectaron junto a su hijo Nicolás.