Agrupación de pensantes crónicos anónimos

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—Andy, ¿cómo te encuentras hoy?

—Me gustaría decir que estoy bien, pero sucumbí a la tentación de pensar más de la cuenta y temo haber sufrido una recaída —respondió Andy y, avergonzado, bajó los ojos para enfocar su mirada en una mancha de la alfombra.

—Todos queremos escuchar en qué has estado pensando, Andy —lo instó el moderador del grupo de pensantes crónicos que, sentados en semicírculo, observaban a Andy con expectación.

—Aceptémoslo —dijo Andy, despegando la mirada de la alfombra para mirar a sus compañeros y hablarles con un énfasis, casi apocalíptico—. La vida comenzó con un Big Bang que no es más que el eructo de un ebrio y toda ese revoltijo de estrellas y constelaciones son un vómito al que todos, incluidos los aquí presentes, insisten en llamar cosmos o espacio. Lo observan, lo estudian, se emocionan, creen ver un telón de sublime belleza y, aturdidos como moscas, le dedican siglos de arte, de estudios, de poemas, de sinfonías, pero yo no. Yo solo veo que somos el resultado de un bromista con delirium tremens o un mal chiste contado por un humorista amateur, y reniego de todas las creaciones hechas en honor a la divinidad. La teoría del fin o Big Crunch, como quieran llamarlo, será el remate del mal chiste acompañado por un más que ridículo «badum tss» que ni siquiera nos hará reír. Créanme, esto jamás acabará, por cada Bang, habrá otro Crunch y así sucesivamente, sin que siquiera lo notemos. Somos una creación obsesiva compulsiva, un eterno retorno, un renacimiento involutivo de nosotros mismos, un elemento en permanente estado de degradación, un pixel, una zona cero, un morir para nacer y ser tragados por la misma vorágine. Pienso que somos una ecuación no resuelta, ilógica y sin sentido, pero… ¿a quién engaño?, veo tanta belleza y amo tan infinitamente, que ver cómo la insensatez, la miseria y la desolación existen me destroza el alma. Lamento si fui irrespetuoso y les pido disculpas por ello, pero cómo podría estar bien con tales pensamientos.

—Si quieres estar y sentirte bien, debes olvidarte absolutamente de todo, incluso de ti mismo y de la mancha de la alfombra. A propósito, alguien podría decirme quién soy, creo que lo olvidé.

—Andy, no le hagas caso a Fred, es obvio que el pobre viejo exagera —dijo el único adolescente del grupo—. Haz como yo, que a fuerza de voluntad aprendí a dejar de lado todo pensamiento introspectivo para centrarme en cosas elementales, como por ejemplo que la mancha de la alfombra solo existe para el que quiera observarla.

—¡Ya basta! —estalló un pianista de aspecto refinado que, desde que se apretara los dedos con una puerta, vivía para pensar y pensaba para vivir—. Mírense, prefieren centrar su atención en la mancha inerte y sin vida de una alfombra, en lugar de centrarse en cómo y cuándo deben cerrar la boca y limitarse a escuchar.

—Vaya, al parecer el dios Apolo decidió bajar del monte olimpo para deleitarnos con unas bellas palabras musicales —se mofó el adolescente.

—Interesante debate, pero ¿podrían hacer un breve paréntesis e informarme quién soy y dónde me encuentro? —insistió Fred, notoriamente confundido.

—Admito que esa mancha no me agrada —murmuró Andy—, pienso en ella como si fuera la imagen recursiva de la gran mancha donde existimos, obligados a hacer algo, pero ¿qué?

—Suficiente por hoy —exclamó el moderador del grupo de pensantes crónicos anónimos, en tono conciliador—. Por favor, no le presten atención a cosas innecesarias como esa mancha y recuerden nuestro lema: Si Sócrates solo sabía que nada sabía, ¿qué vamos a saber nosotros?

23 comentarios en “Agrupación de pensantes crónicos anónimos

  1. Todos y cada uno de nosotros nos olvidamos de quién somos, el arte de recordar quién eres, nos da miedo, pues para ello debemos viajar al interior de nuestro universo, por eso miramos fuera, creamos teorías, siempre con un fin escapar de mirar en el interior…
    Bonito y enriquecedor relato
    Saludos
    Sergio.A

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      1. En el viaje hacia el ininterior hay un sonido, por encima de los pensamientos, el latir de tu propio corazón, entre medio pequeños fragmentos de pensamientos, experiencias vividas, adicciones emocionales….pensamientos agotadores, respuestas,de preguntas sin respuesta, generadas por el pasado que apagan La Luz que ilumina la grandeza de nuestro ser

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