Nadie ponía en duda la inestabilidad del Rey. Si bien era culto y en extremo gentil, una semana estaba triste y a la siguiente, feliz. Un buen antidepresivo hubiese aliviado sus penas, pero dado que la industria farmaceutica aún no existía, el encargado de levantarle el ánimo era Gastón, su querido bufón.
-Majestad, yo solo soy un placebo. ¿Por qué no organiza uno de esos opíparos festines que tanto le gustan?
-Olvídalo, Gastón, mi último festín fue un desastre. Recuerda que algunos de los invitados enfermaron de peste bubónica y culparon a mi chef por ello.
-Es cierto, qué lástima que no tomara en serio mi advertencia y contratara los servicios de mi amigo, el flautista de Hamelin.
-Deja ya de culpar a mis ratones Gastón, ¿no comprendes que estoy aburrido y que siento un vacío en mi interior que no sé cómo llenar?
-¿Y si ordena algunas decapitaciones?
-Naaaa
-Entonces, envíe a sus soldados a capturar un par de brujas y quémelas en la plaza pública -sugirió el bufón-. Desde su más tierna infancia usted es aficionado a lo horrendo, hágalo y de paso ejecute a mi esposa, se lo ruego.
-Te desconozco, Gastón, eso aliviaría tus pesares, mas no los de mi pobre corazón.
-Señor, ¿no ha pensado embarcarse hacia las Américas?
-¡Eso es! Tengo entendido que los nativos son seres pacíficos y que no derraman sangre como nosotros.
-Esa información es algo inexacta, Majestad. Un amigo me escribió, y gracias a él me enteré de sus llamadas Guerras Floridas.
-¿Floridas?, pero si hasta el nombre es hermoso. Ha de ser un ritual de paz con cánticos y amor libre por doquier.
-Majestad, no me refiero a Woodstock. Este es un ritual de sacrificio humano, en el cual se le extrae el corazón a un prisionero a modo de ofrenda y es sumamente sangriento.
-Gastón -dijo el Rey, cambiando su algarabía por nostalgia-, te ordeno que averigues todo lo que puedas sobre esas ceremonias. Es obvio que mis ejecuciones ya no causan fervor entre mis súbditos.
-En eso tiene razón, el rating de las decapitaciones ha descendido de manera preocupante y ya casi no tienen auspiciadores; sin embargo, cambiar su estrategia de marketing, no sanará su tristeza, Majestad.
El Rey guardó silencio y, cabizbajo, comenzó a caminar en círculos por el aposento, mientras Gastón lo taladraba con la mirada. Al cabo de un rato, se detuvo y, observando a su bufón de pies a cabeza, le preguntó:
-¿Cómo lo haces para no aburrirte?
-Creando, Majestad. Si usted inventara historias, le aseguro que jamás el hastío se apoderaría de su vida.
-¡Tonterías! Un rey no tiene tiempo para crear historietas isabelinas de horror. Lo que haré será ejecutar a mi actual esposa, para así poder contraer nupcias con la más bella doncella de la corte.
-Tengo una mejor idea. ¿Qué tal si usted asume como bufón y dedica el resto de su vida a crear, y yo asumo como Rey y me dedico a gobernar?
-¡Eres un genio, Gastón! -exclamó el Rey-. Siempre he soñado con usar tu malla strech de rombos multicolores y danzar al sonido de tus cascabeles. Deduzco que tu sueño es usar mi corona y vestir mi capa de armiño, ¿o me equivoco?
Fue así como el Rey dejó de ser emocionalmente inestable y nunca más volvió a sentirse vacío, pues abdicó a su vida de monarca para darle rienda suelta a su creatividad y ser el bufón de Gastón I y, como en los mejores cuentos, todos vivieron felices para siempre.
Que gusto leerte mi querida amiga 🤗❤🤗 besazos enormes !!!
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Un abrazo amiga, besos!!!!
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Otro grande para ti !!!
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🙂 🙂
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Que sibilino el bufón como engatuso a su rey para quitarle el puesto, aunque bien pensado es lo que pasa hoy día en muchos puestos de trabajo. 😉
Yo prefiero seguir siendo bufón y crear que gobernar un mundo ingobernable. 😉
Bonita historia Zoe. Besos.
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El Rey es algo hippie, tal vez, tenga alma de bufón y no de monarca y el bufón, que esta ávido de poder, aprovecha la oportunidad de ser rey. Ojalá todos supieran cuándo abdicar y cuándo asumir.
Pd: no prosigo, sino voy condicionar al lector…besos Antonio!!!
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Jajaja. Yo creo que no condicionarías, cada cual se sacara sus conclusiones. Ya sabes lo que dicen del poder, que nadie lo quiere y cuando lo tiene no quiere dejarlo; Salvo en este caso, debe de ser la excepción que confirma la regla. 😉
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Por eso tienen un final feliz Antonio!! He ahí la diferencia entre ellos y los mandatarios del mundo real, que entablan amistades por conveniencia y tan falsas como ellos.
Un abrazo 🙂 es un gusto contar con tus opiniones
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¡Ojalá los bufones gobernasen más seguido con su sabio sentido del humor!
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Sería ideal!! Lo harían harto mejor, eso es seguro.
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Un bufón que se disculpa con su rey: https://blogdefabio.com/2017/02/17/incorrecciones-y-ofensas/
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