Bajo la higuera

Historias Furtivas

«Vivir, aunque sea por un instante, es el deber y la misión más alta que debemos cumplir». Goethe, Fausto

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Como todos los días, esperé que atardeciera y, raudo, me enfundé en mi abrigo, tomé mis llaves, acaricié a mi perdiguero y partí rumbo a un parque cercano a mi hogar. Alcancé a escuchar «regresa pronto, esta comenzando a llover», pero, indiferente, no respondí. Cansado de todo y de todos, solo quería alejarme para reflexionar en paz y unas gotas de agua no me detendrían; sin embargo, mientras caminaba la lluvia se hizo más intensa, por lo que apuré mis pasos para refugiarme bajo la higuera del parque. Aquel árbol solitario y añoso, maldito para algunos y sagrado para otros, me acogía sin condiciones, al igual que mi perro, siempre postergándose para tratar de alegrarme, no como nosotros, que sin querer condicionamos hasta lo que soñamos. Desilusionado de mi especie…

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